Aumentan las quemaduras graves por retos virales con fuego entre adolescentes.

Doctores alertan por un crecimiento de casos de adolescentes que buscan validación en redes replicando retos virales con fuego.

Argentina, (Marcrix Noticias).- El Hospital de Quemados de la Ciudad de Buenos Aires encendió una alarma que preocupa a médicos y familias por igual: cada vez más adolescentes llegan a la guardia con lesiones severas provocadas por desafíos virales que implican prenderse fuego para grabarlo en video. La advertencia fue realizada por la jefa de Guardia del establecimiento, Valeria Fernández, quien aseguró que el fenómeno se volvió más frecuente en los últimos meses.

La especialista explicó que, en medio año, atendieron a siete pacientes de entre 12 y 17 años con quemaduras extensas vinculadas a estos retos. La mayoría son varones y, lejos de lo que podría suponerse, provienen de sectores con acceso a dispositivos, redes sociales y educación. “Lo hacen para obtener validación digital. Creen que controlarán el fuego, pero la realidad clínica es durísima”, señaló.

Agregó que estos desafíos, originados hace más de una década en Estados Unidos, consisten en rociarse el cuerpo con alcohol, encender una llama y registrar todo con el teléfono. Luego, los participantes intentan apagar el fuego sumergiéndose en agua. La práctica resurgió en Argentina y ya se reportaron episodios similares en otros países, algunos con desenlaces fatales.

Aunque los videos locales no suelen viralizarse en redes, los hospitales sí registran las consecuencias: lesiones que pueden cubrir hasta el 40% del cuerpo, comprometer articulaciones y limitar la movilidad. “El fuego altera la elasticidad y funcionalidad de la piel. En muchos casos deja secuelas definitivas”, advirtió Fernández.

 

Consecuencias físicas y emocionales

 

El tratamiento de un paciente quemado involucra a 16 especialistas de diferentes áreas médicas. Los procedimientos incluyen cirugías múltiples, extracción de piel de otras zonas del cuerpo, riesgo constante de infecciones y una rehabilitación que puede extenderse durante años, especialmente en menores que aún están en etapa de crecimiento.

Las secuelas no se reducen a lo físico. La reinserción social y la autoestima se ven afectadas, en especial cuando las quemaduras alcanzan zonas visibles como cuello, axilas o piernas. “Para un adolescente, la pérdida de su estética es un golpe enorme. Pero antes de hacer el reto no dimensionan ese impacto”, lamentó la médica.

Fernández insistió en que las primeras acciones ante una quemadura son simples pero cruciales: colocar un paño húmedo, no aplicar sustancias ni romper ampollas y trasladar al menor al centro de salud más cercano. Sin embargo, consideró que la respuesta preventiva aún es insuficiente.

“Nunca hubo campañas escolares específicas sobre estos desafíos y deberían existir. Trabajar en el aula es fundamental para evitar nuevas lesiones”, dijo.

Para la especialista, la prevención solo será efectiva si los adultos se involucran activamente. “El 90% de la responsabilidad es nuestra. Hay que supervisar, hablar y advertir. Minimizar o esconder estos accidentes solo agrava el problema”, concluyó.

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