Mientras Hilda Flor del Campo tomará el cargo de forma interina, crece el respaldo popular hacia la viuda del edil, Grecia Quiroz, quien podría convertirse en la sucesora definitiva.
Michoacán, (Marcrix Noticias). — En las próximas horas, la síndica municipal Hilda Flor del Campo Maldonado Medina será declarada encargada del despacho de la Presidencia Municipal de Uruapan, tras el asesinato del alcalde Carlos Manzo. Conforme a la Constitución de Michoacán, la funcionaria asumirá el cargo de manera provisional hasta por 60 días, periodo durante el cual el Congreso del Estado deberá designar a quien concluirá el trienio constitucional.
Aunque Del Campo Maldonado ejercerá el mando de forma interina, el panorama político en Uruapan comienza a definirse alrededor de la figura de Grecia Quiroz García, viuda del alcalde asesinado. Quiroz, quien fuera parte activa del movimiento independiente que encabezaba su esposo, ha recibido un respaldo ciudadano sin precedentes.
Durante el homenaje póstumo celebrado este domingo en la plaza principal de Uruapan, miles de asistentes corearon al unísono “¡Presidenta, presidenta!” mientras Quiroz, entre lágrimas, prometía continuar el legado de Manzo y mantener viva la organización ciudadana que él impulsó. Su mensaje, firme y simbólico, fue interpretado por muchos como el inicio de una sucesión natural dentro del movimiento político local.
Además de Quiroz, otros nombres comienzan a sonar con fuerza para ocupar la alcaldía de manera definitiva: Esteban Constantino Pulido, Carlos Alejandro Bautista Tafolla y Sigifredo Mujica Espinosa, todos ellos colaboradores cercanos y aliados políticos del fallecido edil.
El crimen de Carlos Manzo ha conmocionado nuevamente a Michoacán, donde ya suman siete alcaldes asesinados en poco más de cuatro años del actual sexenio estatal. La ola de violencia pone de relieve la vulnerabilidad de los gobiernos locales frente al poder del crimen organizado, especialmente en regiones como Uruapan, Zitácuaro, Aguililla, Tepalcatepec, Zamora y Apatzingán.
En medio del duelo, el municipio intenta reestructurarse bajo un ambiente de consternación, miedo y parálisis institucional. Mientras la justicia no llega y el vacío de autoridad se agrava, la población uruapense enfrenta la incertidumbre de un nuevo capítulo político marcado por el dolor, la esperanza y la exigencia de continuidad en el proyecto que Carlos Manzo dejó inconcluso.
