El animal de 1.3 toneladas embistió a la víctima de origen estadounidense, en la provincia de Limpopo, cuando intentaba cazarlo junto a un guía profesional.
Limpopo, Sudáfrica (Marcrix Noticias).– Lo que debía ser una experiencia de lujo y adrenalina terminó en tragedia para Asher Watkins, un empresario inmobiliario originario de Texas, Estados Unidos, quien murió tras ser embestido por un búfalo cafre de 1.3 toneladas durante un safari de cacería en la provincia sudafricana de Limpopo.
La compañía Coernraad Vermaak Safaris, organizadora del recorrido, confirmó el fallecimiento: “Con profunda tristeza y pesar confirmamos la trágica muerte de nuestro cliente y amigo Asher Watkins, de Estados Unidos. Estamos haciendo todo lo posible para apoyar a los familiares que nos acompañan y a quienes se quedaron en Estados Unidos mientras superan esta trágica pérdida”.
El ataque ocurrió el domingo 3 de agosto, en el segundo día del safari, mientras Watkins rastreaba al animal acompañado de un cazador profesional. Según el reporte, el búfalo embistió “sin provocación” a la víctima, causándole la muerte en el lugar. “Este es un accidente devastador, y nuestro corazón está con sus seres queridos”, añadió la empresa.
Watkins, de 52 años, era propietario de Watkins Ranch Group, con sede en Dallas, parte de Briggs Freeman Sotheby’s International Realty. Dedicado a la venta de ranchos en Texas, Arkansas y Colorado, había crecido en un rancho donde aprendió a cazar.
En sus redes sociales solía compartir fotos de animales que cazaba, algunas junto a su hija Savannah, quien lamentó su fallecimiento. También le sobrevive su exesposa Courtney, quien inicialmente informó de su muerte en redes sociales y luego eliminó la publicación.
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El safari incluía hospedaje en cabañas de lujo y la posibilidad de cazar diversas especies, como búfalo cafre, antílope sable y kudu.
Este tipo de búfalo, apodado “Black Death” en África, es considerado uno de los animales más peligrosos del continente, puede pesar hasta 1.5 toneladas, embiste con cuernos que crecen desde el cráneo y mata alrededor de 200 personas al año.
Sus únicos depredadores naturales son los leones y los humanos. No se ha precisado si el animal involucrado logró escapar o fue abatido tras el ataque.