Colectivos denuncian omisión institucional y exigen una investigación inmediata.

 

Veracruz (Marcrix Noticias)— Ricardo Ordóñez, originario de Coatzacoalcos, murió este martes tras 38 días en huelga de hambre y encadenado a una luminaria frente al Palacio de Gobierno en la capital veracruzana. Su protesta pacífica, sostenida en Plaza Lerdo, se convirtió en un grito desesperado ante la indiferencia de las autoridades estatales, encabezadas por la gobernadora Rocío Nahle García.

Ordóñez exigía ser recibido por la mandataria para denunciar un presunto fraude inmobiliario, que según él lo había dejado en situación de vulnerabilidad extrema y bajo constantes amenazas de muerte. Durante semanas, expuso su caso ante la opinión pública y señaló reiteradamente la falta de respuesta de la Fiscalía General del Estado, a pesar de múltiples denuncias formales.

Su fallecimiento ha causado conmoción e indignación entre organizaciones de derechos humanos, colectivos ciudadanos y usuarios de redes sociales, quienes acusan al gobierno estatal de haber ignorado deliberadamente una protesta visible, prolongada y de alto riesgo.

“Lo dejaron morir frente al poder”, expresaron activistas, quienes ya han comenzado a convocar movilizaciones para exigir justicia, una postura oficial de la gobernadora y una investigación seria sobre la actuación del Estado ante este caso.

Durante su protesta, Ricardo Ordóñez fue visto con visibles signos de deterioro físico. Sin embargo, ninguna autoridad se acercó directamente a dialogar con él, ni se activaron protocolos para garantizar su integridad.

Su muerte trasciende lo individual: se ha convertido en un símbolo del abandono institucional, la falta de mecanismos eficaces de atención a víctimas y los riesgos extremos que enfrentan quienes se atreven a protestar contra el poder público.

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