Gracias al satélite SWOT, científicos descubren que remolinos y olas de apenas una milla de ancho transportan calor y nutrientes clave en el océano, con implicaciones directas en ecosistemas marinos y el clima del planeta.

Estados Unidos (Marcrix Noticias)-En el vasto océano, donde todo parece medirse en gigantescas corrientes y profundas simas, pequeñas estructuras invisibles hasta ahora resultan ser piezas clave del engranaje climático global. Un nuevo estudio, liderado por la NASA y publicado en Nature, revela que remolinos y olas oceánicas de apenas una milla de ancho, aunque diminutos en comparación con otras formaciones, desempeñan un rol crucial en el transporte vertical de calor, nutrientes y energía.

Este descubrimiento fue posible gracias al satélite SWOT (Topografía de Superficie de Aguas Continentales y Océanos), una misión conjunta entre la NASA y la agencia espacial francesa CNES, que ofrece una resolución diez veces mayorque la de satélites anteriores.

El SWOT permite observar fenómenos submesoescalares —demasiado pequeños para ser captados por satélites anteriores y demasiado grandes para estudiarse desde barcos— con una claridad sin precedentes”, explica Matthew Archer, oceanógrafo del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA.

Estos remolinos y olas, conocidos por impulsar el movimiento vertical del agua, elevan nutrientes desde las profundidades a la superficie y liberan calor desde el océano hacia la atmósfera, con efectos que alcanzan incluso al clima global.

Uno de los hallazgos más relevantes fue la detección de un remolino submesoescala en la corriente de Kuroshio, en el Pacífico occidental, el cual generaba una circulación vertical de hasta 14 metros por día. SWOT también captó una ola interna solitaria en el mar de Andamán con el doble de energía de una marea promedio en esa región.

Para los científicos, esto abre un nuevo horizonte. “Ahora tenemos que aprender a representar estas características de menor escala en nuestros modelos”, afirma Lee Fu, científico principal del proyecto SWOT. Los datos ya están siendo incorporados en modelos como ECCO, que antes solo abarcaban procesos de gran escala.

El impacto va más allá de lo académico. Según el oceanógrafo Jinbo Wang, entender cómo se mueve la energía en el océano ayuda a prever cómo responde la Tierra al cambio climático. “La fuerza que impulsa el movimiento de los fluidos es la clave para comprender los intercambios entre el océano y la atmósfera”.

Con observaciones globales cada 21 días, SWOT ofrece una nueva dimensión para la ciencia del océano. Más que un satélite, se trata de una herramienta que redefine cómo vemos —y entendemos— los océanos del planeta.

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