José “Pepe” Mujica falleció a los 89 años, dejando un legado de humildad y justicia social. Líderes como Claudia Sheinbaum, Gustavo Petro y Pedro Sánchez, junto a artistas como Sabina, Serrat y Silvio Rodríguez, le rinden homenaje.

Montevideo. (Marcrix Noticias)— El mundo despidió este martes al expresidente uruguayo José “Pepe” Mujica, fallecido a los 89 añostras una prolongada batalla contra el cáncer de esófago. Su partida generó una ola de homenajes en América Latina y más allá, donde fue reconocido como un referente moral y político.

Mujica, símbolo de humildad, coherencia y justicia social, vivió como predicó: con austeridad y lejos de los privilegios del poder. Esa forma de vida lo convirtió en una de las figuras más entrañables y respetadas de la política latinoamericana contemporánea.

El actual presidente de Uruguay, Yamandú Orsi, lo definió como “una inspiración y un referente ineludible”. A las muestras de respeto se unieron líderes de toda la región, como Claudia Sheinbaum, presidenta de México; Evo Morales, Gustavo Petro y Pedro Sánchez, quienes destacaron su legado de integridad y su ejemplo como estadista.

Un adiós también desde la cultura

El mundo artístico también expresó su dolor. Músicos y cantautores como Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, León Gieco y Rubén Rada le dedicaron emotivos mensajes y canciones. En Instagram, la cuenta Una canción para Pepe se convirtió en un espacio colectivo donde artistas compartieron poemas y composiciones inspiradas en su figura.

Un legado que trasciende generaciones

Pepe Mujica fue guerrillero, prisionero político, legislador, ministro y presidente de Uruguay entre 2010 y 2015. Pero sobre todo, fue un hombre fiel a sus convicciones, que defendió a los más pobres y promovió el diálogo, la paz y la honestidad en el servicio público.

No soy pobre, soy sobrio”, solía decir. Vivía en una modesta chacra, donaba gran parte de su salario como presidente y viajaba en un viejo Volkswagen. Su filosofía de vida, su pensamiento crítico y su entrega al bien común dejan una huella profunda en la historia de América Latina.

Su muerte marca el final de una era, pero su legado seguirá vivo en millones de corazones que lo ven como ejemplo de que la política puede y debe ser un acto de amor al pueblo.

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