El presidente estadounidense envía señales contradictorias sobre tarifas, mientras la guerra comercial con China se intensifica y aumenta la incertidumbre global.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, continúa generando inquietud en los mercados internacionales y entre socios comerciales debido a los mensajes contradictorios sobre su política arancelaria.
Aunque Trump ha asegurado que está cerca de cerrar varios acuerdos, reconoció en entrevista con Time que es “físicamente imposible” atender todas las reuniones necesarias. Mientras tanto, propuso nuevas tasas internas, a pesar de haber impuesto ya varios aranceles el pasado 2 de abril, provocando sacudidas en la economía global.
En la misma conversación, Trump calificó como una “victoria total” la posibilidad de imponer tarifas de hasta el 50%, aunque luego, en respuesta al pánico de los mercados, redujo temporalmente los aranceles al 10% durante 90 días.
Guerra comercial con China y falta de claridad
La guerra comercial entre Estados Unidos y China se agudizó luego de que Trump impusiera aranceles del 145% sobre productos chinos. Pekín respondió con tarifas del 125% a bienes estadounidenses, aumentando la tensión global.
A pesar de la gravedad del conflicto, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y funcionarios chinos confirmaron que aún no han comenzado negociaciones formales.
Expertos como Josh Lipsky, del Atlantic Council, señalaron que no existe una estrategia clara en la Casa Blanca:
“Ni los ministros ni los gobernadores del FMI entienden qué busca EE.UU. ni con quién deben negociar”.
La falta de claridad ya impacta a la economía estadounidense: la Reserva Federal, en su Libro Beige, reportó un notable aumento en el uso de la palabra “incertidumbre” entre empresarios, pasando de 45 menciones en marzo a 80 en el informe más reciente.
Reacciones internacionales y costos para empresas y consumidores
Países como Suiza, Corea del Sur y Japón buscan iniciar conversaciones comerciales con Washington, pero enfrentan obstáculos debido a la desorganización del gobierno estadounidense.
“No es fácil saber con quién hablar en Estados Unidos”, lamentó la presidenta suiza Karin Keller-Sutter en declaraciones a la emisora SRF.
Mientras tanto, el impacto ya se siente en empresas y consumidores.
Ryan Petersen, CEO de Flexport, informó que los envíos marítimos desde China a EE.UU. han caído más del 60%. Además, estudios de la empresa Afina revelaron que los consumidores siguen prefiriendo productos importados más baratos frente a los fabricados en Estados Unidos.
“Si los expertos quieren reconstruir la industria nacional, deben aceptar que el idealismo no sobrevive al precio final”, advirtió Ramon van Meer, fundador de Afina.
La falta de rumbo claro en la política comercial estadounidense amenaza con profundizar los efectos de la guerra comercial y prolongar la incertidumbre económica global.