Agam Berger, una joven israelí de 20 años liberada el mes pasado por Hamás, narró su experiencia en cautiverio, donde pasó hambre, vivió en túneles y fue trasladada constantemente.
Israel (Marcrix Noticias)-En su primera entrevista tras su liberación, Agam Berger, una rehén israelí de 20 años, relató a la radio pública ‘Reshet Bet’ los 15 meses que pasó en cautiverio bajo el control de Hamás en la Franja de Gaza. Berger, quien fue secuestrada el 7 de octubre de 2023 junto con otras compañeras de su base militar en el sur de Israel, describió las duras condiciones que enfrentó y cómo su fe la ayudó a mantenerse firme.
Durante su cautiverio, Berger fue trasladada en múltiples ocasiones, alternando entre túneles y departamentos, dependiendo de quién la tenía bajo custodia. A pesar de que en algunas ocasiones recibió comida y condiciones aceptables, resaltó que “no eran condiciones para un ser humano”. Su situación empeoró tras dos operaciones militares israelíes en 2024, lo que provocó que sus captores se volvieran más hostiles.
A pesar de la incertidumbre, Berger nunca abandonó su fe y trató de observar los rituales del judaísmo con los recursos que tenía a su alcance. Durante la Janucá de diciembre de 2023, celebró con una única vela que le proporcionaron sus captores. En enero de 2024, le entregaron libros de oraciones y mapas militares que pertenecían a soldados israelíes, lo que le permitió mantener su conexión espiritual y entender mejor la situación en su país.
La alimentación en el cautiverio era escasa: arroz y pan pita dos veces al día. Berger también se enteró de los debates sobre el precio que Israel debía pagar por la liberación de los rehenes y se sintió devastada al escuchar que algunos miembros del gobierno israelí no estaban dispuestos a hacer sacrificios significativos para su rescate.
La noche antes de su liberación, le informaron que sería puesta en libertad. Mujeres palestinas la ayudaron a prepararse y le dieron un uniforme militar verde oscuro para un evento público. Antes de salir, la obligaron a escribir una nota de agradecimiento a sus captores y a participar en una ceremonia de liberación. “Solo traté de inventar cosas y me dije a mí misma: ‘No me importa. Hoy voy a casa’”, concluyó.
