Los exámenes médicos realizados al obispo Rangel Mendoza en el Hospital General de Cuernavaca arrojaron que el religioso tenía rastros de cocaína y sedantes en su cuerpo, además de la imposibilidad de comunicarse normalmente.

En la prueba de sangre se identificó que tenía rastros de benzodiacepina, un medicamento psicotrópico que es utilizado para tener efectos sedantes o hipnóticos y ansiolíticos.

El obispo fue rescatado por una ambulancia de la Cruz Roja Mexicana el domingo pasado, cuando policías lo localizaron inconsciente en una habitación del Motel Real de Ocotepec y trasladado al hospital.

Episcopado Mexicano llama a evitar conjeturas en este caso

La Conferencia del Episcopado Mexicano llamó a evitar conjeturas y especulaciones que enrarecen el caso de forma innecesaria, tomando en cuenta la dignidad humana, además agradeció la genuina preocupación sobre el estado de salud del obispo Salvador Rangel Mendoza.

“Como Iglesia, confiamos en las Instituciones y eso nos lleva a dejar en manos de las autoridades la investigación correspondiente. Por ahora solo pedimos, respetuosamente, que se eviten conjeturas y especulaciones que enrarecen el caso de forma innecesaria, tomando en cuenta la dignidad humana”, indica el comunicado.

El Episcopado indicó que una vez que el hospital pueda dar de alta a monseñor, con el único fin de ayudar a su pronta recuperación, su familia estará cuidando de él e indicó que de momento su estado de salud es reservado y se están siguiendo las indicaciones médicas.

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